Me comprometo a dedicarle más tiempo a conocerme a mí mismo/a y a entender mi cultura. Al entenderme a mí mismo/a, estaré en mejores condiciones para entender a los demás. Reconoceré que no sé lo que no sé y no utilizaré lo que es mi inconsciente como excusa para decir que actúe sin saber o sin mala intención.

Tendré la determinación de exponerme a aquello que para mí es diferente. Si no sé, preguntaré. Si me preguntan, asumiré que existe una buena intención. Y lo que es más importante, aceptaré mi responsabilidad de aumentar mi propio conocimiento y comprensión.

Me comprometo a expresar y levantar mi voz para expresar todo aquello que sea necesario, aunque no me afecte directamente, ya que reconozco que no existe la neutralidad en la búsqueda de la equidad, la justicia y la inclusión.

Me esforzaré en aceptar, y no sólo tolerar; en respetar, aunque no esté de acuerdo; en tener curiosidad y apertura y no juzgar. Me comprometo a hacer una pausa y a escuchar. Seré empático/a con las experiencias y perspectivas de los “otros”. Utilizaré mis privilegios de manera positiva y me sentiré cómodo/a con mi propia incomodidad.

Me comprometo a conocer, conseguir y hacer las cosas mejor que ayer, teniendo en cuenta que mi compromiso de vivir de forma inclusiva es una travesía y un camino, no un destino.